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ENTRE MAGNITUDES | julio-agosto 2020 | Escritura PÚBLICA | 51 L A crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19 está golpeando duramente a España y a su tejido empresa- rial, constituido en su 99,8% por pequeñas y medianas empresas. Las previsiones de todos los grandes organismos, Comisión Europea, OCDE y las propias de CEOE y Cepyme, están advirtiendo de que esta crisis va a ser especialmente dura en España, por la dependencia de sectores estratégicos especialmente afectados, como el turismo y las actividades vinculadas directamente a él, como el comercio y la hostelería. Las pymes somos una parte fundamental del proceso de generación de nuevas iniciativas empresariales, así como de la consolidación de las ya existentes. Al igual que en la mayor parte de las economías avanzadas, el peso de estas empresas sobre el conjunto de la estructura empre- sarial es muy elevado. En concreto, de los 3,4 millones de empre- sas españolas, el 99,8% son pymes. Su protagonismo en el conjunto de la economía es innegable. Generan más del 60% del total del valor añadido y casi el 72% del total del empleo. Por ello, no exagero si afirmo que reconstruir la economía española pasa por salvar a las pymes y por preservar el empleo. Para abordar la salida de esta crisis y luchar contra el desem- pleo es imprescindible proteger a las pymes y evitar una intensa destrucción de nuestro tejido empresarial. Es por ello urgente, con carácter general, articular un marco estable que fomente la actividad productiva y que genere certi- dumbre, favorable a la creación de empresas y a su consolidación. Pero, además, las pymes necesitan instrumentos de agilidad y flexibilidad en la contratación. Medidas como la reducción y aplazamientos de las cotizaciones e impuestos, eliminación de tra- bas, agilización y mantenimiento de los ERTE; medidas que favo- rezcan la liquidez y financiación para las empresas, etc., se hacen imprescindibles. Ahora bien, si en algo se caracteriza nuestra estructura empresarial en comparación con la del resto de países desarrolla- dos es por el reducido tamaño de nuestras empresas. Más de la mitad de las mismas se corresponden con la figura del empresario autónomo sin asalariados. Y del resto, algo más de tres cuartas partes son microempresas con menos de cinco empleados. Representan en nuestro país casi un 2% más que la media europea. No se trata de que todas las empresas sean grandes, sino de que cuenten con un marco administrativo, normativo, laboral, fis- cal, etc., que les permita crecer hasta alcanzar el tamaño más efi- ciente en su mercado. La reconstrucción económica debe contemplar también un mayor apoyo para que nuestras empresas puedan crecer y hacer- se más competitivas y eficientes. Por nuestra parte, Cepyme lleva años desarrollando un pro- grama, Cepyme500, en el que identificamos a las empresas con mayor potencial de crecimiento y para acompañarlas y asesorar- las en su proceso de crecimiento e internacionalización. El crecimiento económico pasa también por el impulso y el fomento de factores clave como la innovación, la transformación digital, la internacionalización, la formación… Y tenemos que desa- rrollar planes de apoyo para que todos estos factores lleguen a las pymes, para contar con pequeñas y medianas empresas con capa- cidad de innovación, adaptadas a las nuevas exigencias de unmun- do digitalizado y con capacidad de abrirse a nuevos mercados y de competir de manera eficiente fuera de nuestras fronteras. Desde nuestra confederación estamos desarrollando también el proyecto CrecePyme, con el que queremos facilitar la colabo- ración, el apadrinamiento y el apoyo de las grandes empresas a las pymes en estos procesos de transformación. Como decía al principio, no podremos reconstruir la economía española si no se genera certidumbre y confianza tanto interna como externa en nuestro país. Sin confianza externa no atraeremos inversión; no habrá estrategia de marca, ni de diplomacia económica y empresarial que pueda tener éxito. Sin confianza interna se retraerá la iniciativa y la inversión empresarial. Además, es imprescindible para garan- tizar la inversión que España necesita, ya sea desde fuera o desde dentro de nues- tras fronteras, que las reglas del juego estén claras y sean estables. Esta confianza y seguridad jurídica se genera también desde el diálogo y la nego- ciación. El diálogo social, del que Cepyme como interlocutor social reconocido por la Constitución Española es partícipe, es la mejor infraestructura y el mayor activo de nuestro país desde la transición democráti- ca. Sus frutos en la mejora y modernización del modelo económico y de relaciones laborales son reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras. Cuando nos enfrentamos a la que probablemente es la mayor crisis económica y social de nuestro país desde la posguerra, tene- mos que reforzar y consolidar el diálogo social como la mejor herramienta para aunar voluntades y buscar, entre todos, los con- sensos y acuerdos necesarios para llevar a cabo este proceso de reconstrucción. Un diálogo que sería deseable que alcanzase tam- bién a todos los estamentos representativos de nuestra nación. En el marco de este proceso es preciso, y en ello estamos comprometidas las organizaciones empresariales, fortalecer el papel del empresario como creador de riqueza y bienestar, huyen- do de desconfianzas y menosprecios. Porque lo que todos debemos tener claro es que sin las empresas, sin las pymes, nuestra economía y nuestra sociedad no saldrán de esta situación. Apoyar a la empresa es hoy más que nunca apoyar al empleo, al progreso social y a la reconstrucción de nuestro país. Las pymes, pilar básico en la reconstrucción de España GERARDO CUERVA, presidente de Cepyme @CepymeNews «Por ello, no exagero si afirmo que reconstruir la economía española pasa por salvar a las pymes y por preservar el empleo»

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