EP124

ESFERA CULTURAL | julio-agosto 2020 | Escritura PÚBLICA | 65 dió tres minutos seguidos, que en el escenario son una eternidad, y como el maestro me hizo una señal con la batuta, canté ese bis tan difícil. Me dijeron que era el pri- mer tenor que lo hacía en Italia. –Calaf, uno de sus papeles de referencia junto a Otello , el Pollione de Norma , Radamés de Aida o Don José de Carmen –que interpretó en 200 ocasiones–, lo había debutado en México junto a la mítica Birgit Nilsson... –... en septiembre de 1965. Un novato, con ella, ese auténtico monstruo vocal, como Turandot , Montserrat Caballé como Liù y Nicola Rescigno dirigiendo. Pocos tenores han contado con ese reparto. –Grandes voces no faltan en su haber si sumamos las de Jessye Norman, Grace Bumbry, Leontyne Price, Suther- land, Freni, Kabaivanska, Christa Ludwig... ¿Ha echado en falta algún nombre? –El de Renata Tebaldi. Antes de que Montserrat fuera famosa. era mi ídolo. Ni siquiera la Callas. La Tebaldi para mí era lo más grande. La voz más bella. Me sentaron a su lado en una cena a la que estaban invitados ella y Core- lli, y estuvimos charlando. Al preguntarle si, siendo aun relativamente joven volvería a cantar, contestó: “Desde el momento en que dije adiós a los escenarios, colgué mi voz en un clavo.” –No es menor la nómina de batutas, incluido el joven Zubin Mehta que le dirigió en la Scala. –Hice buena amistad con Claudio Abbado, un hombre muy educado, muy cordial. Me trató muy bien cuando me dirigió las cinco funciones de Carmen en el Festival de Edimburgo. Pero mi director predilecto, y el que más afecto y mayor como artista me tomó fue el maestro Molinari Pradelli, que dirigió tanto a la Callas. –Le ha faltado Muti… –Con él no pude cantar, porque cuando iba a hacerlo con una Aida en el Festival de Viena, desgraciadamente, enfermé. El día de la función amanecí muy mal, y esa ópera no puedes cantarla si no estás bien, porque cier- tos números requieren mucha energía, y puede surgir un accidente grave en diversos momentos de la función. Cancelé con todo el dolor de mi corazón, porque era un reparto maravilloso, con Martina Arroyo, Sherrill Milnes …. Hasta lloré un poco de rabia por no poder cantar. –¿Ha tenido pareja escénica referencial? –Con quien más a gusto he cantado ha sido con Montse- rrat Caballé. Sin la menor duda. –En el vaivén de la supremacía director de escena/direc- tor musical… ¿Qué dictadura ha soportado mejor? –Aunque parezca extraño, la del director de orquesta. Alguno puede tener mal genio, pero yo he tenido mucha suerte con ellos. López Cobos y García Navarro fueron grandísimos amigos míos. Como el citado Molinari-Pra- delli, un maestro severísimo, que conmigo fue siempre una persona encantadora, a quien llegué a convencer para que dirigiese en el Liceu. De los escénicos, a los que

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